11 de Agosto de 1702.
Las ordenes del almirante Arthur Collins eran precisas, dirigir la flota a Trinidad y atacar a la flota del tesoro antes de su salida hacia España. El 28 de Julio de 1702 Collins abandona la isla de Barbados, punto franco de la armada británica en las pequeñas antillas, en dirección sur-sudeste. La flota se componía de un buque de línea de clase 3 el “Albion“ y de tres potentes fragatas “Cardiff“, “Victory” y “Queen Elisabeth”. El plan de Collins era sencillo y práctico, evitar la costa para no ser avistado por los buques guarda marina de la flota española para luego virar directamente hacia la isla de Tobago, bordearla por el sur y esperar allí a la flota del tesoro. Sin embargo la suerte no se alió con el Británico, el viento desapareció y su movimiento fue demasiado lento. Al noveno día de leves brisas, el 6 de Agosto, se avistó una pinaza en el horizonte con pabellón español, se dio la alarma y la flota viró rumbo oeste al encuentro de la pequeña embarcación que habían encontrado, sin embargo, la falta de viento favorecía al barco español que desapareció sin dejar rastro. Collins consciente de que su misión podía haber sido descubierta se lanzó directamente ha Tobago con la esperanza de llegar antes que la flota de guardacostas españoles fuera avisada.
Por desgracia para Collins la Pinaza española llegó tres días después al estrecho de Trinidad donde estaba amarrada la flota española. El Almirante criollo Hernando de la Vega ordenó zafarrancho de combate y dirigió su flota al cabo de la corona para esperar allí a la flota británica. De la Vega, era un gran conocedor de la zona, oriundo de caracas había nacido en el seno de una familia de navegantes y militares, y durante años había estado navegado por la costa de Venezuela. La flota española estaba muy pareja a la británica. Un buque de clase 3 “Esperanza” y tres fragatas “Caprichosa”, “Doñana” y “Formentera”