ES igual. Los viernes no puedo. Da igual, simplemente no confío en cómo están funcionando las asociaciones culturales dentro del neoliberalismo. Y es inútil lo que diga porque todos los indicadores que vea, todo lo que exponga para aclarar porque desconfío o por qué en un momento dado me comporto de una determinada manera parece paranoia. Está fuera de lugar. Porque la mentalidad neoliberal está ya ahí, en la normalidad. Porque han ganado. Y porque no siempre es fácil saber cómo moverte. No siempre es fácil interpretar las cosas en un mundo donde las personas radicales (de izquierdas) vivimos en constante amenaza de desinitegración.
Si alguien más pierde, no es broma: nos vemos en el Club de la Lucha.
(Algo menos críptico. Yo no me siento nada a gusto en La Salamandra. Igual dentro de dos meses en las montañas me veo otra vez tomando decisiones)

 tengo la impresión de que hay algún problema conmigo. Y, sinceramente, no se me ocurre cuál. Claro que igual le decís a todo el mundo que espere a la asamblea, o siempre que os encontráis a alguien por la calle bajáis la vista.
 La verdad es que quería saber qué ocurría. La verdad es que resulta bastante humillante. La verdad es que me gustaría estarme equivocando. Pero sé que no.
Así que nada, vosotros sabréis.
Adiós.